Este gigante de Sudamérica evoca fiestas, samba, playas, fútbol y casi todo lo lúdico, a la vez que aventuras en el corazón esmeralda de la selva amazónica. Hay una intención de intensidad en todo lo brasileño, que no puede dejar indiferente a nadie. Un país sin complejos y de gentes sin complejos, aunque esto no parece ser incompatible con el culto al cuerpo y a la belleza que practica mas que predica.

Desglosemos en este apartado una visión general, desde la óptica del viajero, de los rincones mas coloristas y oscuros. Pequeñas gotas tomadas de doquier: Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador de Bahía, Amazonas, Iguazú…

La población y el desarrollo económico se concentran en el área más próximo a la costa. Por supuesto, ésta es la zona de mayor contraste económico, de las ciudades modernas, coloniales y de los barrios de favelas.

Brasil también es un país atravesado por un río… que marca su propia existencia. Pero aunque parezca que vive de espaldas a su inmenso “trastero”, su historia, su presente y su futuro, están vinculados a ese mundo de tinieblas y espíritus.

Datos prácticos

Nombre oficial: República Federal de Brasil
Superficie: 8.547.000 km² (unas 17 veces España).
Población: 172.000.000 habitantes.
Capital: Brasilia
Nacionalidades y etnias: 50% descendientes de europeos, 40% mulatos, 10% descendientes de africanos.
Idioma: portugués
Religión: 70% católicos romanos
Régimen político: república federal
Visados: Se necesita pasaporte con una validez mínima de 90 días desde el día de entrada al país. El visado es por un máximo de 90 días, pero con posibilidad de ampliación. Condiciones sanitarias: enfermedad de chagas, dengue, malaria (especialmente en zonas selváticas), meningitis y fiebre amarilla.
Hora local: en toda la parte oriental del país, (incluidos Río, Sao Paulo, Salvador…), GMT-3; en el Oeste, GMT-4; y en el extremo Oeste, GMT-5.
Electricidad: existen voltajes varios en el país (110 ó 120V; 60 Hz en Río de Janeiro y Sao Paulo).
Pesos y medidas: sistema métrico


Cuando Viajar
No hay ninguna época poco recomendable para viajar a Brasil en general, a excepción de la zona sur del país, en la que las diferencias entre estaciones sí son extremas, con veranos especialmente calurosos y húmedos e inviernos muy lluviosos. Durante el período vacacional brasileño, de diciembre a febrero, el alojamiento puede resultar más complicado y caro; además, el grado de humedad que se alcanza en la zona comprendida entre Río y el extremo sur del país puede ser agobiante.

Fiestas
Las vacaciones escolares se inician a mediados de diciembre y se prolongan hasta el Carnaval, que normalmente se celebra a finales de febrero.

El carnaval es la fiesta más famosa de Brasil. Comienza a las doce de la noche del viernes anterior al Miércoles de Ceniza y se prolonga durante cinco días. Se celebra en todo el país y, además del impresionante desfile de Río.

Principales atractivos del país

Río de Janeiro
Con sus inmensos contrastes de pobreza y riqueza esta metrópolis es un centro de disfrute: playas, el culto al cuerpo, la samba, la cerveza, el fútbol y la cachaça, un aguardiente casero. Rodeado por el océano a un lado y por las montañas al otro, Río de Janeiro es una gran urbe de celebridad mundial que concentra siete millones de habitantes.



Los problemas de Río son muy graves: una tercera parte de la población vive en favelas (chabolas), que cubren muchas laderas de las colinas; la población más pobre no dispone de escuelas, médicos o empleos; el consumo de drogas y la violencia son problemas endémicos; y la corrupción y la brutalidad policial están muy extendidas. Río es considerada una ciudad peligrosa, lo que ha tenido como consecuencia una drástica reducción del turismo en los últimos años. Para combatir el crimen se ha creado una unidad policial especial encargada de vigilar las zonas frecuentadas por los extranjeros, que parece haber conseguido un cierto éxito.

Río está dividido en dos mitades por la Sierra Carioca, abruptas montañas que forman parte del Parque Nacional da Tijuca. La cumbre del Corcovado, a 750 m de altura, coronada por la estatua del Cristo redimido, es el lugar idóneo para hacerse una idea de la geografía de la ciudad, con favelas en ambas laderas de la montaña.

El denominador común de Río es la playa, un ritual y una forma de vida para los cariocas, habitantes de Río. Sus playas son un gran atractivo de la ciudad. La playa de Copacabana es, probablemente, una de las más famosas del mundo, con una extensión de 4,5 km a lo largo de una de las zonas residenciales más pobladas del planeta. Desde la ondulada playa, pueden verse los bloques de granito que rodean la entrada a la bahía. La playa de Ipanema es la más rica y chic de Río. Otras playas de la ciudad o sus alrededores son las de Pepino, Barra da Tijuca, Flamengo y Arpoador.

El Carnaval de Río es un espectáculo colorista de sobra conocido. La época del carnaval es un momento delicado para visitar Río: las tarifas de los taxis se cuadriplican; los precios del alojamiento se triplican; y masas de visitantes acuden a la ciudad para pasarlo en grande.

El Pan de Azúcar (Pao de Azúcar) es la imagen más conocida del país. Existen dos funiculares que elevan al visitante 400 m por encima de Río y de la Bahía de Guanabara, desde donde Río de Janeiro se observa a vista de pájaro. De la selva tropical que antaño rodeaba Río, sólo quedan unos 120 km2 del Parque Nacional de Tijuca, a unos veinte minutos de la jungla de hormigón de Copacabana.

Sao Paulo
La metrópolis más grande de Sudamérica, con unos 20 millones de habitantes, es una ciudad de inmigrantes y barrios étnicos, como cabría esperar. Situada en una meseta, es el motor industrial y cultural de Brasil. Sao Paulo es la ciudad con la clase media más numerosa, más variada y mejor educada del país. Sao Paulo puede resultar un lugar intimidante para el visitante más tímido, pero los que prefieran las grandes ciudades podrán disfrutar de la actividad y la vida nocturna.

Entre los lugares de interés, destaca el Teatro Municipal, de estilo barroco; el edificio Copan de Niemeyer; el Museo de Arte de Sao Paulo (MASP); y el Patio do Colegio, del siglo XVI.

La Selva del Amazonas
El río nace en Perú, en el nevado del Misti y pese a estar a 160 km de la costa del Pacífico, toma rumbo al oeste en un apasionante viaje de más de 6700 kilómetros antes de morir en el Atlántico. El nombre proviene de una vieja leyenda española, aunque se debió llamar Orellana en honor a su explorador, recibe en sus distintos tramos diferentes nombres: Uyacali, Marañón, Solimoes... La selva del Amazonas es una tupida red de ríos y bosques que cubre la mitad del país y se extiende también a los países vecinos. El tramo del río Amazonas fluye entre las ciudades de Manaos y Belém; gracias a la unión de varios ríos, proporciona una ruta navegable a las embarcaciones que se dirigen al océano del extremo sur del continente.

La selva aún conserva muchos de sus secretos, ya numerosos afluentes del río siguen inexplorados. De las 15.000 especies que se estima existen en el Amazonas, quedan aún por clasificar miles de tipos de aves y peces y cientos de mamíferos. El río alberga tal diversidad de peces, como pirañas, delfines de agua dulce y anguilas eléctricas. A los biólogos les resulta difícil o imposible identificar casi una tercera parte de las capturas que se venden en los mercados de Belem.

Entre las especies animales conocidas - algunas prácticamente extinguidas -, se encuentran jaguares, tapires, pecaríes, monos araña, perezosos, armadillos, caimanes, boas y anacondas. En cuanto a las aves, pueden verse tucanes, loros y colibríes; existen también más de 4.000 especies de mariposas y más de 200 de mosquitos.

El punto de partida de la mayoría de las excursiones que se realizan al Amazonas es la ciudad de Manaos (Manaus), situada a orillas del Negro, a 10 km río arriba de la confluencia de los ríos Solimoes y Negro, que se unen para formar el Amazonas. Manaos es una ciudad tiene pocos atractivos. Su símbolo más significativo es el Teatro Amazonas, un teatro de la ópera de estilo renacentista, diseñado por Domenico de Angelis en 1896, durante el período de auge del comercio del caucho.

Las excursiones de un día desde Manaos y las rutas en barco río arriba proporcionan un contacto muy directo con la vegetación de la selva y con la abundante variedad de aves existentes, ofreciendo la oportunidad de entrar en contacto con la vida de los caboclos (los habitantes de los pueblos del río Amazonas). En los alrededores, no se verán ni tribus de auténticos indios ni animales en libertad, pues estas zonas han sido esquilmadas.

El Pantanal
El mejor lugar de Brasil para contemplar la vida salvaje es el Pantanal. Esta extensa zona de pantanos, del tamaño de la mitad de Francia, se encuentra situada en el extremo oeste de Brasil y se extiende a las regiones fronterizas de Bolivia y Paraguay. La fauna más común son las aves, aunque el Pantanal es también un santuario para nutrias gigantes de río, anacondas, iguanas, jaguares, pumas y cocodrilos. A la zona, poco habitada y carente de poblados, se accede por la carretera de Transpantaneira. La zona tiene fama de ser un area de contrabando de armas, narcotráfico y caza furtiva, por lo que se recomienda precaución.

Salvador da Bahia
Bahía es el estado más africano de Brasil. Su capital, Salvador da Bahia (a menudo abreviado como Salvador), es una ciudad fascinante, con multitud de edificios coloniales y buenas playas. Fundada en 1549, durante 300 años fue considerada la ciudad más importante de Brasil y la segunda del imperio portugués, después de Lisboa. Antiguo centro del comercio del azúcar, era conocida por la riqueza de sus iglesias repletas, sus bellas mansiones y sus desbocados festivales. Su imagen está asociada a sensualidad y decadencia. El carnaval en Salvador es famoso y atrae cada año a multitud de turistas. También pueden visitarse sus 34 iglesias coloniales, el Museo Afro-Brasileiro y el Elevador Lacerda, una estructura art déco de ruidosos ascensores eléctricos, que sube y baja 85 m en menos de quince segundos y transporta diariamente a más de 50.000 pasajeros entre el puerto y la parte histórica de la ciudad, situada sobre una colina.

Cataratas de Iguazú
El río Iguazú fluye hacia el Oeste a lo largo de 600 km, enriquecido por las aguas de la selva y, en la frontera con Argentina y Paraguay, forma cascadas escalonadas de más de 3 km de ancho y 80 m de alto. La mejor época del año para visitar las cataratas es entre agosto y noviembre.

Transportes y Comunicaciones
Los vuelos nacionales en Brasil están bajando sus precios, aunque aún son un poco elevados para la distancia del trayecto. Es conveniente contrastar varias ofertas de promoción antes de adquirir el billete, sin olvidar que algunas tarifas de vuelos nocturnos son más baratas

Excepto en la cuenca del Amazonas, el medio de transporte por excelencia para la mayoría de los brasileños es el autobús, que suele ser excelente y económico. Las principales ciudades están conectadas por líneas de autocares que ofrecen un servicio frecuente: como ejemplo, entre Río y Sao Paulo hay al menos un autobús cada quince minutos en las horas punta. Debido a la mejora de la red de carreteras, el transporte fluvial ha descendido, pero todavía es vital en gran parte de la red del río Amazonas y sus afluentes. El transporte que peor parte se lleva es el ferrocarril en pleno retroceso de servicios y líneas. Sin embargo, quedan en funcionamiento algunas bellas rutas ferroviarias para los amantes del tren.



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